Reinoso de Cerrato: Se celebró en Reinoso el Homenaje al reinosero José Luis Palenzuela

HOMENAJE A JOSÉ LUIS PALENZUELA.

Llegó el 10 de julio de 2021. A las 12 de la mañana de un caluroso día iban acercándose a una de las antiguas escuelas de Reinoso la familia de José Luis, sus amigos, amigos de la familia, los componentes del grupo musical “Dulzaineros del Cerrato” y vecinos del propio pueblo. Total: unas cincuenta personas querían homenajear a José Luis Palenzuela, recientemente fallecido, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Amigos de Reinoso (AAR) y componente también del grupo musical citado. La AAR se hacía cargo de recibir a todos y de agradecer la asistencia a un acto de reconocimiento a José Luis, anunciado y preparado por ella desde hacía tiempo. Era una deuda que hoy se pretendía pagar a su viuda Adela y a todos sus allegados.

El salón quedaba pequeño. Se necesitó el auxilio del pasillo. Las mascarillas cumplieron su oficio al no permitirnos la justicia del sol el uso de la plaza.

Comenzó el acto el presidente de la AAR. Agradeció la labor de José Luis en la asociación, su entrega, su fácil disponibilidad. Se condolió junto a su familia y explicó el significado de este tipo de homenajes: honrar a un paisano es entender que la solidaridad y la preocupación social por nuestro entorno son piezas esenciales de la ciudadanía reinosera.

Siguió a este discurso, el de Ángel del Río, representante de los dulzaineros del Cerrato. Ellos, todos, manifestaban su rotunda aceptación de un José Luis tal cual fue. Resaltaban el compañerismo de una persona siempre fiel al grupo, siempre dispuesto a la colaboración, a la broma y al esfuerzo comunitario. Orgulloso de su capa y su sombrero, uniforme musical que multiplicaba la belleza del sonido de su flauta.

Estaba en la mesa su hija Sara. Le sobraron las palabras suplidas por la emoción. La persona a quien aquí se reconocía era su padre, su querido papá y sin embargo su amigo. Aquel que la sacaba a pasear, aquel que le daba su mano para saltar los baches de la vida, aquel que le enseñaba a caminar por la montaña, aquel de quien aprendió la importancia del pueblo de los abuelos, aquel que restauró ladrillo a ladrillo la casa rural hoy tan acogedora en los fines de semana y temporadas vacacionales. Sara nos dijo que sigue queriendo a su padre. Para ella, un padre sin igual.

Los discursos terminaron, los aplausos confirmaron su valor y no hubo otra salida que fuera distinta a la labor tan asiduamente practicada por José Luis. Había que despedirle con música, con la misma moneda que el usó tan fervientemente en las fiestas populares. Sus compañeros entonaron varias piezas, aquellas que en vida más tocaron el corazón del homenajeado.

Finalmente, el secretario de la AAR, Jesús de la Rosa, entregó un obsequio a quien siempre fue su compañera, a su esposa Adela. A la mujer callada que ha sabido guardar en su interior cada respiración, cada palabra, cada gesto, cada acción celebrada en honor a su marido. Una dulzaina de barro, realizada por un famoso artista palentino de la cerámica, Luciano Ceinos, y un álbum de fotos, recopilador de escenas familiares, de su trayectoria profesional y de abundantes expresiones escritas de amigos, plasmando agradecimientos y recordando momentos de especiales emociones.