viernes, 14 de agosto de 2020

Homenaje al reinosero Francisco García ( Paquito)

FRANCISCO GARCÍA GUTIÉRREZ.

Francisco era Paco para muchos y Paquito para los amigos de la infancia. Me considero entre éstos últimos. Le llamaré Paquito. Nació en Reinoso hace 82 años. Murió en Palencia el 11 de agosto de 2020. En la capital vivió la mayor parte de su vida junto a su esposa Carmen y allí nacieron sus dos hijas Mónica y Almudena.
Su infancia la pasó cerca del Pisuerga a su paso por Reinoso, querido por sus hermanas Sina, Tere y Visi y por sus hermanos Jesús, Jose y Javi. Los padres Francisco y Felisa veían crecer a todos. De todos cuidaban con esmero y Paquito aprendió de ellos seriedad, honestidad y la dignidad que le acompañó toda su vida.
Probó las tareas de la agricultura en la hacienda familiar. Trabajó en Lieja (Bélgica). 

Desde allí se trasladó a FASA en Palencia.
Continua comunicación entre la ciudad y el pueblo, la vida de Paquito transcurrió entre lo urbano y lo rural. Su honda sensibilidad religiosa le solicitó probar la vida trapense y su honrado y prudente realismo le indicó cambiar de rumbo, optando por juntarse en su día con la santanderina Carmen con quien formó una familia, con quien superó las dificultades que todo vivir acarrea y con quien soñó proyectos y emprendimientos que intentaban mejorar el entorno social por donde discurrían.

Prueba de esta constante preocupación social fueron las visitas que hacía a familias necesitadas, su entusiasta colaboración parroquial, la promoción del arreglo del tejado de la iglesia de su pueblo y la frecuente asistencia a los actos culturales que se organizaban en el contexto donde se movía. Leía, investigaba y amaba la historia de sus ancestros. Se le removían los mejores sentimientos cuando proponía y programaba mejoras para su pueblo.

Hoy te decimos adiós, Paquito. Somos conscientes de que no te veremos bailar en la Fiesta de Santa Lucía o en la de la Virgen de Agosto. Veremos tu casa del pueblo con añoranza, deshabitada por ti; pero seguro que bien poblada por la alegría y alborozo de tus nietos. Serán recibidos por los que en el pueblo te recordamos con el mismo cariño con el que tú dialogabas y jugabas con ellos. Podemos llorar porque te fuiste, pero también podemos sonreír porque tuvimos la dicha de convivir contigo.    
                                                          
                                                                       MRR.
           
                                                                       Reinoso de Cerrato, 14 – 8 – 20.       




  

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