jueves, 28 de mayo de 2020

Capítulo 4, Sabemos lo que hacemos y por qué trabajamos en el medio rural. autor: Martín Rodriguez.


4. SABEMOS LO QUE HACEMOS Y POR QUÉ TRABAJAMOS EN EL MEDIO RURAL.


La AAR o Asociación AMIGOS DE REINOSO no hace mucho que nació. Junio de 2018. Desde entonces hemos trabajado por conseguir el objetivo principal que se marca en nuestros estatutos: promocionar al pueblo de Reinoso e indirectamente a la comarca del Cerrato donde aquel se encuentra. Recuerdo que en la primera reunión que celebró el grupo promotor, alguien recalcó que había que señalar cuáles son las razones que justifican nuestra labor o deseo de luchar por el mantenimiento y prosperidad del mundo rural. Intervenciones posteriores han insistido en enfatizar la importancia que tiene saber defender la existencia y mejoramiento de estas zonas no urbanas. Porque, en efecto, no son raras las voces de ciertos desaprensivos a quienes no les importaría que los pueblos mueran. ¿Por qué gastar dinero en algo que está a punto de desaparecer? Los pueblos, sobre todo los pequeños, resultan caros a la economía nacional, ya que mantener en ellos los servicios cuesta más que hacerlo en poblaciones grandes, en ciudades bien equipadas, donde la instalación de un colegio o de un hospital presta un servicio claramente rentable, a todas luces necesario. Además, hoy día, gracias al transporte público y privado los habitantes de los pueblos pueden trasladarse fácilmente a la capital de provincia y allí encontrarán todo lo que necesitan. Gastemos, pues, el dinero en estas mega-poblaciones y no en esos raquíticos rincones donde apenas viven cuatro viejos a punto de desaparecer. Estas tan amables lindezas se escuchan a veces en boca de quienes anteponen la economía a los valores humanos, el pasado al futuro y la cortedad de miras al riesgo de la creatividad. 

Porque, en efecto, la misma Unión Europea a través del Comité Europeo de las Regiones, como ya he dicho en otro capítulo de esta serie de reflexiones, resalta la importancia que tienen las zonas rurales para luchar contra el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la defensa del paisaje. Dice textualmente:
“Insta a las instituciones europeas a reconocer, en el marco de las políticas de medio ambiente y de lucha contra el cambio climático, el papel esencial que cumplen muchas zonas rurales y poco pobladas, así como aquellas zonas con elevada dispersión de la población, en el mantenimiento del medio rural, la biodiversidad y los paisajes”.
Ahí es nada. Nada menos que ponerse a la vanguardia de la nueva civilización. Volver al campo, amar al territorio, abrazar a la Pachamama o madre Tierra, cuidar de los rebaños que limpian las laderas de nuestros montes, mimar las riberas de los ríos, impedir que el matorral y los troncos arrastrados por las riadas acribillen los ojos de los puentes romanos o medievales, éstas y tantas otras acciones que son y serán defendidas por quienes ven la realidad rural día a día y conviven “in situ” con el peligro, son actividades que acarrearán un futuro mejor, impidiendo que nuestro planeta sucumba, como ya vienen anunciando el Club de Roma en sus distintas publicaciones y los ecólogos temerosos del derrumbe de nuestra civilización. 




1. CAMBIO CLIMÁTICO.

¿Qué significa reconocer por parte de UE que el mundo rural puede ser un importante agente de lucha contra el cambio climático? Pondré un solo ejemplo para entendernos.
El cambio climático tiene grandes impactos en los ecosistemas. Con el aumento de la temperatura global hay un decrecimiento de la caída de nieves y un crecimiento de los niveles del océano. Consecuentemente, los osos polares pierden la posibilidad de reproducirse convenientemente al no contar con suficiente número de focas, principales presas para su alimentación. En una palabra: más calor, menos hielo, menos focas en los polos, menos alimentos para los osos. Resultado: desaparición paulatina de esta especie animal.
Si las zonas campesinas contribuyen al mantenimiento del clima, contribuiremos a evitar que los osos polares mueran.

2. BIODIVERSIDAD.

No sólo el mundo rural contribuye a la supervivencia del oso polar. Contribuiremos también, si se respeta nuestra existencia, a disminuir la escalofriante cifra de otras especies que desaparecen anualmente. Según los expertos, cada año desaparecen del planeta entre 17.000 y 100.000 especies. Se lee en internet que siete millones de kilómetros cuadrados de un bosque tropical se han aniquilado en al menos cincuenta años. Alrededor de 2 millones de kilómetros cuadrados fueron usados en cultivos, mientras los restantes cinco millones son tierra de poca calidad, convirtiéndose en tierras improductivas. Cuando las tierras eran bosques nativos se estima que podían capturar, cada 10 ó 20 años, unos cinco billones de metros cúbicos de carbono de la atmósfera. Deduzco: la reforestación puede traer enormes beneficios en la biodiversidad. Reforestar es mejorar el mundo rural. Respetar a la naturaleza está en el ADN de la instruida y educada ciudadanía de nuestros municipios rurales. Favorezcamos, pues, a nuestros labradores y habitantes rurales. En esa inmensa superficie ínfimamente poblada reside la defensa de la vida. No es vana nuestra entrega al sostenimiento y promoción de los pueblos pequeños del Cerrato, por centrarme en la labor de la AAR. 

3. PAISAJE.

Por fin, me referiré al paisaje. ¿Quién mejor que el paisano de pueblo, admirador habitual de mil alboradas, sabrá dónde se encuentra la encina milenaria? ¿Quién conocerá mejor el encumbrado pico de esa montaña que sombrea sus casas? Él es quien sabe donde taladra su nido el pájaro carpintero. Quien descubrió el más silencioso recoveco de la cueva horadada por el río. Quien dio nombre a los términos del campo, quien es capaz de esconderse en la más subterránea de las bodegas. Él es el mentor del paisaje que no se podrá conservar si no hay paisanos para vivirlo.  Él es quien peina las tierras y quien bebe el agua de sus fuentes, amansadas en el misterio de los valles. ¿Quién mejor que él cuidará del paisaje, padre de sus ensueños?
Tal vez sea por esto, por lo que Celedonio Sanz Gil exclama en su artículo del 24 de agosto de 2018 que “no puede haber nada más moderno y necesario para esta sociedad que la defensa del medio rural, que la lucha contra su abandono. Esto no puede ser un punto de disputa política más, entre derechas e izquierdas. No, es necesario conseguir un acuerdo de Estado para una cuestión vital: la supervivencia del sector agrario y evitar la degradación total de miles de pueblos de este país, que cuenta ya con más de una tercera parte de su territorio convertida en un auténtico desierto demográfico”.

Óiganlo el Consejo Europeo, el Senado español, las CCAA, los ayuntamientos todos de nuestra maltratada Iberia y explanen, enriquezcan, cumplan la propuesta que ha elevado el Dictamen del Comité Europeo de las Regiones: que la IU reconozca el papel esencial que cumplen las zonas rurales a la hora de mantener en vilo la permanencia de la belleza planetaria.

Nosotros, los del campo pardo, los de tierra adentro, ya sabemos por qué hacemos lo que hacemos. Sabemos que trabajar por salvar al medio rural es colaborar en la salvación de la humanidad.
 

MRR.

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