miércoles, 27 de mayo de 2020

CAPÍTULO 3, SOBRE DESPOBLACIÓN HABLAN LAS INSTITUCIONES. Autor: Martín Rodríguez


3. SOBRE DESPOBLACIÓN HABLAN LAS INSTITUCIONES. 


Desde los municipios hasta la Unión Europea. 

Alguien podría decir que nos sobran los escritos. No seremos nosotros, quienes estamos al frente de una Asociación rural o somos miembros de la misma quienes pronunciemos esas palabras. Ni siquiera deberían asomarse a nuestras mentes. Decían los romanos que “scripta manent, verba volant”. Exactamente: lo escrito permanece y las palabras se las lleva el viento, traduce sabiamente nuestro refranero. En los documentos de los que voy a dar cuenta se encierran los argumentos que exhiben sus autores. Podremos echar mano de ellos cuando los encontremos justos y oportunos o podremos, al contrario, rechazarlos combatiéndolos cuando creamos que no dan en el clavo. Pero siempre serán una referencia o un agarradero donde, cuando sus correctas propuestas no se lleven a la práctica, poder pillar en renuncio a quienes no cumplan con su palabra.  Así pues, mostrar algunas publicaciones que han sacado a la luz ciertas instituciones que nombraré no constituye un barato o pedante academicismo. Significa, por lo contrario,
utilizar una llave que puede abrir puertas a la hora de reivindicar nuestros derechos. En este caso, derechos relativos a la despoblación real y a la repoblación deseada de nuestro mundo rural.  Hay que leer estos libros o documentos, hay que conocerlos, hay que aumentar nuestra cultura jurídica o simplemente nuestros conocimientos sobre la situación rural que tanto nos duele. He aquí el motivo de este pequeño artículo pensado para nuestros lectores del bloc Reinoso, para nuestra asociación y muy especialmente para quienes formamos parte de su Junta Directiva.




1. CUÁLES SON ESOS ESCRITOS.

En las dos tablas que preceden a estas líneas constan con su título correspondiente. No los repito aquí. Sólo decir que sus autores van de abajo arriba. Desde los municipios hasta las instancias europeas. Recojo un listado de medidas propuestas por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), sigo por el acuerdo tomado por las Comunidades Autónomas (CCAA), continúo por el Informe del Senado y termino con una Resolución del Parlamento Europeo y con la respuesta de la UE al reto demográfico.  Es un honor para la Comunidad de Castilla y León, nuestro nido regional, que La “Resolución” haya sido coordinada por una eurodiputada vallisoletana, Iratxe García Pérez, y que D. Vicente Herrera, presidente que fue de nuestra Comunidad Autónoma CyL haya sido el ponente de la respuesta de la UE al reto demográfico.  

2. QUÉ SE HA DICHO EN ESOS DOCUMENTOS.

Lo diré en conjunto sin asignar las frases a sus autores. Esta asignación la podréis ver en las últimas casillas de las citadas tablas. Sólo recogeré una milésima parte de sus abundantes páginas. Me fijaré sobre todo en aquellas propuestas que nosotros mismos hemos barajado muchas veces en nuestras conversaciones y reuniones. Precisamente porque son acuerdos cuya aplicación los hemos echado en falta tantas veces.
Veamos. 
Oigamos primero a la FEMP. ¿Quién duda de que el empleo es una prioridad de prioridades cuando se trata de traer gente a nuestro territorio? Cuántas veces hemos dicho a nuestros ayuntamientos que es vital contar con banda ancha si deseamos atraer a más habitantes y cuántas otras hemos señalado la conveniencia de ofrecer a los posibles compradores un listado de viviendas vacías, existentes en nuestras localidades. Claro que en muchas ocasiones, primero habría que arreglarlas, bien por el propietario ayudado por las instituciones, bien directamente por los municipios en su caso. No sólo ayudar al levantamiento de las ruinas, sino también bonificar a las familias que traigan hijos a residir en las zonas rurales. 
Siguen hablando las CCAA. ¡Los viejos! Nuestros abuelos y antepasados que han dado la vida a quienes hoy pataleamos por su patrimonio. Hablan de una estrategia nacional. Claro que sí, la solución no puede apoyarse sólo en un rincón del territorio rural. Los grandes problemas necesitan de grandes planteamientos. 
Simplificar trámites que entorpecen, desaniman, retraen de buscar salidas. Es otra solución que propone el Senado. Hay que añadir a ese deseo bien intencionado, sin duda, la asistencia de secretarios. No es de recibo que estos funcionarios anden de la ceca a la meca, atendiendo a varios pueblos y no llegando bien a ninguno. Si de alguna formación necesita el mundo rural, esa se llama formación o educación para el desarrollo. Este tema no es sólo propio de las Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD), sino de cualquier ciudadano que quiera contribuir a la mejora de la ruralidad. Hoy día ser ciudadano exige conocer la Agenda 2030 para el desarrollo de los pueblos y especialmente familiarizarse con las estrategias pro desarrollo que necesitan las zonas rurales.  También debería formar parte de los contenidos escolares de las áreas de las Ciencias Sociales que se explican en los colegios. Incluso, los sermones en las iglesias tendrían que tomar parte en este esfuerzo educativo para el desarrollo humano y sostenible.  
Se refieren los senadores a la conveniencia de que los servidores públicos residan en el medio rural y de fomentar el turismo. ¡Qué menos! No se conformen sólo con decirlo, señorías. Si verdaderamente lo quieren, tienen medios para fomentarlo o incluso exigirlo. 
Y por fin, también Europa se siente obligada a pronunciarse. Habla de coordinación de las instituciones. Evidente, no dejen sola a la asociación ADRI. Junten fuerzas, aúnen la lucha de todos los alcaldes para que, por comarcas, sepan reivindicar los servicios que faltan a los pueblos. Estos eurodiputados encuentran solución al despoblamiento en la acogida de inmigrantes. Ya era hora que se oyera esta canción. Si hay tantas personas que huyen de las guerras y no pueden subsistir en su propio país o en su propio continente, porque sus riquezas han sido esquilmadas por el consumismo desarrollista eurocéntrico; es hora de abrir las puertas del mundo rico. La igualdad es un derecho de los explotados y una obligación de quienes teniendo tierras no tienen brazos para cultivarlas.  
Finalmente, Europa toca la flauta que mejor sonido posee. El PIB o Producto Interior Bruto no se mide sólo por el progreso económico y menos por el economicismo. Estar desarrollado se mide también y principalmente por índices cualitativos, por el revestimiento virtuoso de la persona, por el equilibrio psicológico del ser humano, por la cultura y la buena salud hoy atacada por un minúsculo ente, invisible y originado por unas condiciones climáticas a cuya aparición, seguramente, ha contribuido nuestra civilización “consumerista” y desarrollista.  Nuestro verdadero desarrollo humano será fruto de la defensa del clima y de la atmósfera, del abandono de todo tipo de poluciones contaminantes. Será fruto de la limpieza de los montes y de los ríos con sus riberas; del cuidado de la flora y de la fauna. En una palabra: a la naturaleza no hay que explotarla, hay que defenderla y mimarla. De esta manera, ella responderá con generosidad sostenible a nuestras necesidades.   
El mundo rural, sigue diciendo la UE, juega un papel fundamental a la hora de luchar contra el cambio climático y a la hora de mantener la biodiversidad y el paisaje. Estas palabras suponen un fuerte aldabonazo para abrir las puertas del medio rural. Para penetrar en él con la plena confianza de que el trabajo por su mantenimiento constituye una fuente de riqueza. Desde esta perspectiva, el medio o mundo rural no es el pasado, sino el futuro. Se convierte en la piedra angular de la madurez humana, en la fuente del porvenir. No olvidemos esta petición que la Unión Europea (UE) lanza a los aires del planeta. Es nuestra hora. Tenemos en nuestras manos el motor de la biodiversidad y la llave de la belleza paisajística. Éste es el gran argumento de nuestra lucha desde la AAR a favor de la promoción del Cerrato.  
¡A por el cambio transcendental de nuestra época, reinoseros del Pisuerga!  Hay que crear un mundo donde el amor a la tierra ocupe su merecido lugar. No hay verdadero progreso sin voluntad de conservar, respetar y, más aún, de mejorar a la madre Naturaleza.    


MRR. 

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