II
EL CERRATO CASTELLANO
1. EL CERRATO CASTELLANO: ETIMOLOGÍA, UBICACIÓN Y GEOGRAFÍAS FÍSICA Y POLÍTICA.
Después de haber hablado sobre la visión panorámica del mundo rural o características que le significan, sobre la importancia que encierra este mundo al que algunos califican de futuro salvador de la humanidad, sobre la despoblación y posición de las instituciones ante ella y sobre la conveniencia de mantener los ayuntamientos bien dotados de recursos materiales y, sobre todo, humanos, toca ahora terminar este periplo centrándome en la unidad que la AAR tiene más a mano, más cercana, más inmediata. Me refiero a la comarca, en nuestro caso, al Cerrato. Sería imperdonable su olvido. Es muy grato para mi, referirme a él, al Cerrato castellano cuyas aguas he bebido, por cuyas tierras he navegado cual por un caudaloso mar de claros y de oscuros.
Cerraré así el círculo en cuyo perímetro he metido a los municipios, comunidades autónomas, Estado español y Europa. Recorreré los siguientes epígrafes: etimología, cerratos provinciales, geografía física, política y humana; historia y turismo. Y distribuiré el contenido en distintos artículos. El primero tocará la etimología de la palabra “Cerrato”, su ubicación, la geografía física y la política. El segundo escrito relativo al tema del Cerrato lo dedicaré a la geografía humana y el tercero a la historia de nuestra comarca. El cual a su vez hará su entrada en este bloc, ajustándose a las cuatro edades de la historia universal (capítulos 3 al 7 de esta segunda parte).
Entremos, pues, en el templo sagrado de los cerros.
1. ETIMOLOGÍA.
Unos dicen que la palabra “cerrato” viene del latín cirratus. Su significado sería "tierras onduladas dominadas por cerros o cerrales" o también terreno cubierto de bosques y malezas. Otros afirman que procede del latín serrare. Tendríamos entonces una zona cerrada, vallada o acordonada. Me gusta la ondulación de estas tierras parameras, acompañadas de valles, barrancos, cerros, laderas y lomas.
2. UBICACIÓN.
El Cerrato está situado en la comunidad autónoma de Castilla la Vieja (hoy, Castilla y León), en la zona central de la Cuenca y Meseta del Duero, el padre Duero de Machado, cuyo río baña los confines meridionales cerrateños. Tiene la forma de un polígono irregular. A mi me sugiere la figura de una mano extendida, marcada en tierra, apuntando con el dedo “corazón” al cielo. Su superficie total mide unos 3.200 kms. cuadrados. De Norte (Villodre en Palencia) a Sur (Valbuena de Duero en Valladolid) se recorren 69 kms. y de Éste (Torresandino en Burgos) a Oeste (Dueñas en Palencia), 63.
Se esparce por las provincias de Burgos, Valladolid y, sobre todo, Palencia. En la primera provincia citada encontramos 11 municipios; en la segunda, 25 y en Palencia, 44. Total, según certifica Manuel Vallejo del Busto, 80 municipios.
El Cerrato palentino, el más extenso, abarca, según ADRI, una extensión de 1.710,8 Km2 con una población de 25.454 habitantes (padrón 2015), y su densidad de población es de 14,88 hab/Km2. Los 1.489 kms. cuadrados que restan hasta los 3.200 del total de kilómetros de Cerrato Castellano, se reparten entre Burgos y Valladolid. Del mismo modo, si los habitantes del Cerrato palentino suman 25.454, según ADRI, los 44. 546 mil habitantes restantes hasta 70.000 en el año 1978, según Vallejo, se los vuelven a repartir los cerratos burgalés y vallisoletano. Personalmente calculo que los tres cerratos provinciales barajan el número de 25.000 habitantes para cada uno de los tres aproximadamente. Resulta curiosa la comparación entre la demografía del Cerrato Castellano con la propia de Palencia capital y con la población de la provincia palentina. Podríamos decir que, en números redondos, la cifra de 80. 000 podría ser la correspondiente a Palencia capital, a la provincia de Palencia y al Cerrato Castellano. Unos 82. 000 habitantes para la provincia palentina y otros 80.000 para la capital suman los 162.000 de la provincia palentina o el conjunto de capital y pueblos.
3. GEOGRAFÍA FÍSICA.
El paisaje cerratense está compuesto por valles de erosión, extensos páramos y laderas, cerros y lomas, cotarros y barrancos por doquier. La altura de los montes que destacan en el horizonte oscila entre los 800 y los 943 metros sobre el nivel del mar. Once de estos montes se elevan en Palencia: la Greda de Cevico Navero con 933 metros, el Guijo de Villaconancio con 911, la Casa del Monte de Valbuena de Pisuerga con 902, el Valdemato de Valle de Cerrato con 894, el Vegapajar de Astudillo con 894, el Villandrando de Cordovilla la Real con 893, el Cotarrón de Villaviudas con 875, el Castillo de Magaz con 871, la Loma de Reinoso (cuesta de Santa Lucía, popularmente) con 870, el Castillo de Baltanás con 863 y el Castilla de Tariego con 801. Otros seis admiran al viajero en el Cerrato vallisoletano con una altura que marca entre los 846 y 905 metros sobre el nivel del mar.
La hidrografía del Cerrato cuenta con siete ríos, muchos riachuelos y arroyos y con seis canales de riego. Nombro los ríos, siguiendo el orden de mayor a menor en cuanto a la longitud de su recorrido: el Pisuerga es el del más largo recorrido con 105 kms. Longitud que se debe a sus numerosos meandros. Le sigue el Esgueva con 70 kms. de recorrido. Continúan el Arlanzón con 32, el Franco con 30, el Duero y el Arlanza con 28 cada uno y el urbanita Carrión con 14, atravesando la ciudad de Palencia.
Entre los numerosos arroyos, seis son los principales. Tres de ellos desembocan en el río Pisuerga y son el de Tablada o del Prado, el Maderón y el Maderazo. Dos desembocan en el Duero y son el arroyo Jaramiel y el Basalso o Cerrojal. El sexto se llama arroyo del Castillo que desemboca en el río Arlanzón a la altura de Torquemada.
Finalmente, junto a los ríos y arroyos, hay que añadir seis canales de riego: el de Castilla que se ríe de los coches fabricados en Villamuriel, la acequia de Palencia que respira historia al pasar cerca de la Basílica de Baños, el canal de Alfonso XIII o de Villalaco que vuelve a soñar curaciones visigodas en Baños de Cerrato, el canal de Arlanza que se hermana con su río homónimo al recorrer su misma vega, el canal de Riaza que se arrodilla, saludando al monasterio de San Bernardo de la vallisoletana Valbuena de Duero, y el canal del padre Duero que, al bañar el término del vallisoletano Villabañez, recuerda al rey Pedro I que convirtió las behetrías en tierras solariegas.
El clima del Cerrato Castellano hace repetir a los pastores aquel popular aforismo “es mejor sudar que estornudar”, alusivo a que “ni en invierno ni en verano dejes en casa el sayo”. Efectivamente, los cambios de temperatura retratan un clima extremado y continental que lo mismo puede bajar a 16 grados bajo cero que subir a 36 sobre cero. De ahí la prevención de los campesinos y sobre todo de los pastores que suelen llevar al campo la manta o “tapabocas” en cualquier estación del año, excepto la del verano.
4. GEOGRAFÍA POLÍTICA.
La geografía física es acompañada de la geografía política. Sólo resaltaré de ésta, siguiendo al entusiasta historiador del Cerrato, D. Manuel Vallejo del Busto, las capitales de las tres subcomarcas cerratenses: la capital del Cerrato palentino es la insigne villa de Baltanás. Por nombramiento de los Reyes Católicos en el siglo XVI. Sucedió a la monumental villa de Palenzuela. También fue cabeza de partido judicial la muy noble villa de Astudillo. Dueñas es ciudad desde que Alfonso XIII le concedió ese título en 1928, por su tradicional defensa de la monarquía.
La capital del Cerrato vallisoletano es Valoria la Buena y la del Cerrato burgalés se llama Tórtoles de Esgueva que, situada en el valle del río del mismo nombre, asombra a los visitantes con su monumental iglesia parroquial de San Esteban.
Son dignas de señalar las vicisitudes por donde ha pasado la historia eclesiástica del Cerrato Castellano. Durante la Edad Antigua y la dominación visigoda todo o casi todo el Cerrato Castellano perteneció a la diócesis de Palencia. Pero con la llegada de las invasiones musulmanas despareció la jurisdicción eclesiástica palentina.
Cuando el Cerrato fue reconquistado, los Obispos de Burgos y León se repartieron entre sí el territorio de la Diócesis de Palencia, por lo tanto también los pueblos del Cerrato palentino.
En 1035, siglo XI, el Rey D. Sancho “El Mayor” restauró la antiquísima Diócesis palentina; sin embargo, bastantes pueblos del Cerrato pasaron a depender de la Diócesis de Burgos y Osma.
Esta división eclesiástica subsistió hasta 1595, en cuya fecha, al fundarse la Diócesis de Valladolid, pasaron a formar parte de la misma bastantes parroquias palentinas.
En 1954, en virtud del Decreto de la Sagrada Congregación Consistorial de fecha 17 de octubre del citado año, fueron ajustados los límites territoriales diocesanos a los provinciales. El Cerrato Castellano, consecuentemente, quedó dividido, eclesiásticamente, entre las Diócesis de Palencia, Valladolid y Burgos, con una sola excepción: Villodrigo, el cual, aunque en lo civil pertenece a Palencia, en lo eclesiástico depende de la Diócesis de Burgos, como en la lejana Edad Media.
MRR
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