viernes, 13 de octubre de 2023

Resumen de la excursión a Burgos, por la A.A.R, (autor: Martín Rodríguez)

EXCURSIÓN A S. PEDRO DE CARDEÑA Y CASTROJERIZ

Amaneció el día 7 de octubre, sábado del 2023. Los 30 pasajeros que habrían de emprender viaje despegaron los ojos al son del despertador. Unos desde Valladolid, otros desde Palencia, Venta de Baños, Villaviudas, Magaz y Reinoso de Cerrato. Todos con las pupilas abiertas, el corazón ilusionado y la voluntad a punto para dirigirse a donde la Asociación AMIGOS DE REINOSO (AAR) había propuesto días antes: al Monasterio de San Pedro de Cardeña y posteriormente a Castrojeriz.

La razón de la elección estriba en la relación que el monasterio tiene con Reinoso y en el hecho de que Castrojeriz tiene mucho que ver con la nacimiento de Castilla. En definitiva, nos interesa conocer nuestro pasado para comprender nuestro presente, dice la AAR . Y allí nos dirigimos con el “Alsa” y su conductor que sonrió a cada viajero al subir por las escaleras del autocar.

Paramos antes de llegar a Burgos. Un café, una cerveza, un refresco. A voluntad propia. A las 11 menos cuarto se abría la esplanada del monasterio trapense. Al fondo, la fachada del convento. Nos recordó a la de la Trapa de Dueñas. Sólo la distinguía una tira central donde aparecía la imagen del Cid montado a caballo y arremetiendo con su espada tizona contra los sarracenos. En el centro de la plaza, una estatua del Corazón de Jesús y a su izquierda el entierro del caballo Babieca junto al criado del Cid, según nos dice la Leyenda de Cardeña.



Penetramos en la iglesia. La pieza principal cara al objetivo de la excursión fue la capilla del Cid. Allí, dicen las lenguas, estuvo enterrado el batallador, victorioso en una y mil batallas contra los moros. Allí, en el convento, al cuidado del abad D. Sancho, dejó a su mujer Jimena y a sus hijas, mientras él se fue a la conquista de Valencia. Allí, el Escorial burgalés, donde yacen los restos de reyes, condes y familiares del Cid. Dichoso fue nuestro encuentro con la historia, con nuestros antepasados que nos dejaron en herencia estas tierras de pan y de vino, de sol y de sueños.

El padre Román, guía del convento y seguidor de aquellos monjes primitivos que oriundos del monasterio de San Isidro de Dueñas fundaron este burgalés convento, nos siguió enseñando la sala capitular, el claustro del siglo XII, la capilla de Los Mártires, el Scriptorium donde entre el 1175 y 1180 se escribió el Beato de Cardeña, y otras dependencias y obras de arte. Cargados de información y recordando al padre trapense que D. Vicente, párroco de Reinoso, junto a su hermana Fronilde, allá por el año 1077, dejaron sus heredades y ganados a este monasterio, salimos en dirección de la bodega monacal. Cien metros de larga, más de 100.000 botellas de vino riojano, además de los arcos de piedra y de ladrillo sorprendieron a los visitantes que en filas de ida y vuelta salimos impresionados por la importancia que estos monasterios han tenido en la vida de Castilla, por enseñar a tantos labradores el cultivo de cereales y viñedos, la elaboración del vino y la hermosa tarea de repoblar lo que en su tiempo se llamó el desierto del Duero.

La segunda fase de la excursión se situó en Castrojeriz. También en plena provincia de Burgos.

Cerca de 1000 habitantes en números redondos. Un castillo en las alturas, recordando al visigodo rey Sigerico, sucesor de Ataúlfo durante sólo una semana, ya que quien a hierro mata a hierro muere, como le sucedió a este matanchín de seis hijos de Ataúlfo, a quien también había asesinado un tal Dubius, según

se especula. Le sucedió Wallia que sería el tercer rey visigodo dentro de los 33 de la nómina monárquica, cuya mitad aproximadamente murió asesinada por alguien del bando contrario. A este Castro de Sigerico, donde fue muerta en 1359 la reina Leonor de Castilla, hija del rey Fernando IV, por orden de su sobrino Pedro I, el Cruel o el Justiciero, según unos u otros, no pudimos ascender, pero sí tuvimos la satisfacción de visitar tres joyas religiosas del pueblo con la calle urbana más larga del Camino francés de Santiago. Fueron tres iglesias: Santo Domingo, La Colegiata de la Virgen del Manzano y San Juan.

La primera es de estilo gótico, encontrándose en ella obras artísticas pertenecientes a los siglos XV (un Cristo), XVI ( portada de estilo plateresco español), XVIII (retablo). Pudimos contemplar también una exposición relativa a distintos aspectos del camino de Santiago. Se encuentra en la calle Mayor.




La Colegiata lleva el nombre de Virgen del Manzano en honor al barrio donde se ubica. Fue primitivamente abadía benedictina. Su estructura actual se comenzó a edificar en el 1214, dos años después de la batalla de Las Navas de Tolosa, ganada a los árabes por Alfonso VIII, padre de Doña Berenguela, madre de Fernando III el Santo y bajo cuyo patrocinio femenino se edificó. La joya más preciosa de la Colegiata es la Virgen del Manzano, de siglo XIII, a la que Alfonso X “el Sabio”, cuya infancia la pasó en Villaldemiro, dedicó cinco cantigas en gallego. Es lugar de enterramiento de Doña Leonor de Castilla que, como ya hemos dicho, fue ejecutada por Pedro I, sobrino suyo. Deslumbra el retablo mayor, rococó exuberante, que nos recuerda el mundo grandioso de Versalles. Bellísima es también la Virgen de Las Cerezas, de estilo flamenco, en el trascoro de la Colegiata. Nos despedimos del templo contemplando el rosetón, lleno de colorido y representando todo un apostolado con el Padre Eterno en el centro. Son patronos de esta iglesia los condes de Castro, D. juan de Mendoza y D. Diego Sarmiento que aparecen en sendas esculturas funerarias en actitud orante.

Terminada esta visita, el autobús nos trasladó a la iglesia de San Juan, en el otro extremo de la calle Mayor. El mismo guía que nos explicó la Colegiata nos acompañó a esta iglesia que representa uno de los más bellos ejemplares de estilo gótico tardío de toda la provincia de Burgos. Estilo gótico que fue el propio de la burguesía de la Edad Media y parte del Renacimiento español, así como el románico representó al poder de la Iglesia. Como prueba de ese nuevo poder económico, símbolo del capitalismo naciente, podría considerarse la construcción de dos capillas. Una la de Santa Ana fundada por la riquísima familia Castro- Múgica y otra la del Dulce Nombre de Jesús, fundación de la no menos burguesa familia López Gallo. Ambas fueron dueñas de extensos territorios donde pastaban las ovejas que proporcionarían la lana que ellos, junto a otras personalidades de Castilla, venderían en Flandes. Venta que acarreó gran riqueza a la región, uno de cuyos resultados fue la aparición de hermosas obras de arquitectura, de escultura y de arte en general.

El tiempo no dio más de sí. La noche se nos echó encima y tuvimos que decir adiós al Castrojeriz civil. Tal vez esta escasez de tiempo suponga la suerte de poder visitar en otra excursión las ruinas del convento de San Antón; el convento de Santa Clara donde podremos comprar las pastas que sus monjas elaboran con fina mano y exquisito gusto; el palacio de los Condes de Castro, que fue palacio de reyes y posiblemente del conde Garci Fernández; el convento de S. Francisco, del cual se afirma que está edificado cerca del palacio del rey Pedro I; y la Casa de Gutiérrez Barona o Barahona, edificada a finales del s. XVI y más tarde convertida en Cátedra de Latinidad, uno de cuyos excelentes profesores fue Raimundo de Miguel.

No se gana Zamora en una hora ni se puede abarcar en un día el riquísimo patrimonio que posee Castrojeriz. Comprendiendo tal circunstancia y cargados de conocimientos, de ilusión, de buen compañerismo y de un talante comprensivo cien por cien, los 30 que fuimos, volvimos a nuestros respectivos domicilios. No sin antes despedirnos con abrazos y promesas de que no será ésta la última aventura que la Asociación AMIGOS DE REINOSO organizará, invitando ya desde ahora mismo a nuestros queridos vecinos de Villaviudas, Magaz, Soto y a todos los socios y no socios que se arrimen desde Valladolid, Palencia, Venta de Baños y otros lugares de la geografía hispana. Ha sido un placer cabalgar a lomos de vuestra amistad, amigos todos y todas las personas que comimos juntos el día 7 de octubre del 2023.

MRR.

En representación de la AAR.

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