PATROCINIO URBANEJA MONTOYA.
Hoy Patro, ayer Victoria, antes de ayer, Asun. Mañana ¿quién? Reinoso se despuebla. Reinoso se convertirá en una finca abandonada, con casas derrumbadas, tierras en busca de amo o trabajadas por alguien que las visite periódicamente, iglesia sin utilizar, cementerio esperando al próximo muerto, río visitado por quienes sólo se asomen a pescar sus peces. Serán otros, no los del pueblo quienes dirán: aquí hubo una casa, aquí el ayuntamiento, aquí las escuelas ha tiempo deshabitadas. Reinoso morirá si no ponemos remedio. Si no buscamos personas jóvenes, capaces de reproducir, capaces de traer niños a nuestras calles. Reinoso será un recuerdo histórico, tal vez estudiado por los buscadores del pasado, tal vez añorado por algún nieto que hoy es un recién nacido, ocasionalmente aparecido en los surcos de nuestros campos. No es algo baladí la desaparición de un grupo humano. No es algo a lo que nos deberíamos acostumbrar al constatar las muertes que sucesivamente van acaeciendo. Algo tendremos que hacer para que el aire siga sosteniendo la vida de los reinoseros.
Patro la tercera por la iz- obra de teatro (Reinoso de Cto.) |
Hoy, repito, ha sido Patro. Es decir: el 4 de julio del 2022. Murió después de haber sido una ejemplar trabajadora como auxiliar de clínica en el hospital Río Carrión. Después de haber asistido a un montón de madres a la hora de dar a luz a sus criaturas. Después de haber pasado su niñez en Reinoso y haber tenido un accidente a la puerta de su casa allá por los años en que todavía era una niña. Después de que formara el grupo de chicas que alegraban las fiestas, los domingos y las misas de Santa Lucía, cantando a la patrona con el mejor estilo que su generosa voluntad les había proporcionado. Patro, la compañera de escuela regida por el maestro D. Domitilo, quien despertó a la madurez humana a muchos chavales y chavalas que aún hoy día podríamos merendar juntos si la vida no nos hubiera llevado por los mundos de Dios, tan alejados, tan distantes, tan separados. Sí, ha muerto Patro. La que saludaba con simpatía a los conocidos y la que visitaba a todos los cerrateños que tuvieran la desgracia de transitar por el hospital donde ella trabajaba. Una sonrisa, una pregunta, una atención, un consuelo, un buen deseo salían siempre de su boca por obra y gracia de una paisana que no se olvidaba del pueblo donde nació ni de la comarca a la que pertenecían esas personas a las que ella nunca se olvidaba de visitar en la cama donde curaban su enfermedad.
Ha muerto Patro, repican las campanas. Las mismas que mudamente acompañaron su entierro en nuestro cementerio. Ha muerto mi hermana hubiera informado Carlos, el hermano que trabajó en una emisora de Palencia. Ha muerto nuestra hermana sollozan sus otros hermanos Paquito, Miguel Ángel, Andrés, Godín y Luisito. Ha muerto nuestra hija, la única niña de la familia dirían sus padres Godo Urbaneja y Carmen Montoya.
Descanses en paz, repetimos todos tus amigos y amigas de Reinoso, Patro.
Gracias por tu ejemplo, por tu alegre juventud, por tu entusiasmo ante las sorpresas de la vida, por tu solidaridad con tus paisanos, afirmamos los socios de la AAR en cuyo nombre se despide
MRR.
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