Llegó el 13 de diciembre. Reinoso volvió a retomar el ambiente festivo de la Virgen de Agosto. De esta manera, la población salta de virgen en virgen buscando la originalidad de su historia, los orígenes de su quehacer cotidiano. Envolviendo el presente en un mejor y deseado futuro, hasta hacerlo estallar en innovadoras realidades que han de llegar sin duda, si la constancia no falla.
Coro de Cascón de la Nava |
La mañana ameneció fría, como corresponde a la estación preinvernal. Pero los dulzaineros despertando la emoción en el paseillo callejero, el Coro de Cascón de la Nava interpretando la misa castellana y el abundante vino español ofrecido a propios y extraños, levantó los ánimos, infundiendo al vecindario un ritmo de marcha, ilustrado por el íntimo regocijo de una fiesta patronal.
Para eso viene bien la fiesta de la siracusana Lucía. No lejos del verano y cerca de un nuevo año, se necesita de este 13 de diciembre, cuando las noches empiezan a ceder y la luz solar comenzará a alargarse poco a poco a partir del solsticio de invierno. Es buen momento para reflexionar incluso en pleno día festivo. El frío de invierno agudiza el ingenio y estimula el debate comprometido. Son buenas, pues, las festividades decembriles.
En cualquier caso, termina la mártir Patrona de la vista, de los pobres, de los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades, de los campesinos, electricistas, modistas, chóferes, fotógrafos, afiladores, cortadores, cristaleros, sastres, fontaneros y escritores, finaliza su discurso despidiéndose hasta el 2019, 13 de diciembre, y retándonos a los reinoseros a responder a los citados problemas. Sin duda nos exigirá cuentas con la misma amabilidad con que transcurrieron en Sicilia sus 21 jóvenes años de edad.
Martín Rodríguez Rojo.
Reinoso de Cerrato, 15 – 12 – 18.
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