Llegó el 13 de diciembre. Reinoso volvió a retomar el ambiente festivo de la Virgen de Agosto. De esta manera, la población salta de virgen en virgen buscando la originalidad de su historia, los orígenes de su quehacer cotidiano. Envolviendo el presente en un mejor y deseado futuro, hasta hacerlo estallar en innovadoras realidades que han de llegar sin duda, si la constancia no falla.
Coro de Cascón de la Nava |
La mañana ameneció fría, como corresponde a la estación preinvernal. Pero los dulzaineros despertando la emoción en el paseillo callejero, el Coro de Cascón de la Nava interpretando la misa castellana y el abundante vino español ofrecido a propios y extraños, levantó los ánimos, infundiendo al vecindario un ritmo de marcha, ilustrado por el íntimo regocijo de una fiesta patronal.
La alegría aumentaba al socaire de los saludos en la plaza de la iglesia, al descubrir unos rostros hace tiempo ausentes del pueblo, pero anclados firmemente en el recuerdo de quienes estuvieron y ahora vuelven arrastrados por la sangre del parentesco o por el calor de la amistad. Desde la intensa y apretada conversación de quienes llegaron de Palencia, Burgos, Magaz, Villaviudas, Cabezón de Pisuerga y otros lugares cerrateños se resucitó la añoranza, la anécdota, la emoción, y también, no cabe duda, la esperanza de volver a poblar las calles ahora desoladas por la huída de los hijos del pueblo en busca de porvenir.
Para eso viene bien la fiesta de la siracusana Lucía. No lejos del verano y cerca de un nuevo año, se necesita de este 13 de diciembre, cuando las noches empiezan a ceder y la luz solar comenzará a alargarse poco a poco a partir del solsticio de invierno. Es buen momento para reflexionar incluso en pleno día festivo. El frío de invierno agudiza el ingenio y estimula el debate comprometido. Son buenas, pues, las festividades decembriles.
La Patrona a quien unos soldados romanos, según nos cuenta la leyenda, sacaron los ojos por no ceder aquella a sus lienciosas pretensiones, nos presenta hoy esos ojos encima de un plato. No lo hace sin intención, la Santa. Es como si nos dijera: “Ahí los tenéis. Si, por un casual, hay alguien que no ve, o que ve mal, o que no ve porque no quiere mirar, ahí tenéis mi vista fresca y decidida a colocarla encima de los problemas que a todos nos acucian. Valga decir: despoblación, hundimiento de casas, ausencia de escuela en la villa por carecer de escolares, envejecimiento a montones, huída de la juventud, aburrimiento a destajo, cerrazón de miras y ausencia de esperanzadora ilusión para transformar lo que aún pudiera resucitar. Éstos junto a otros son problemas a los que hay que mirar cara a cara, con ojos relucientes, vivos y vivaces. Os puedo echar una mano, si vosotros la alargáis”.
En cualquier caso, termina la mártir Patrona de la vista, de los pobres, de los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades, de los campesinos, electricistas, modistas, chóferes, fotógrafos, afiladores, cortadores, cristaleros, sastres, fontaneros y escritores, finaliza su discurso despidiéndose hasta el 2019, 13 de diciembre, y retándonos a los reinoseros a responder a los citados problemas. Sin duda nos exigirá cuentas con la misma amabilidad con que transcurrieron en Sicilia sus 21 jóvenes años de edad.
Martín Rodríguez Rojo.
Reinoso de Cerrato, 15 – 12 – 18.
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