Diario Palentino 06/11/2010
El presidente de la Junta de Castilla y Leon inaugura las obras de modernización que han supuesto una inversión de 6,5 millones de euros. Se benefician de las nuevas infraestructuras 154 propietarios con 841 hectáreas
Herrera, junto al resto de autoridades, ayer frente a la balsa que distribuye el agua a las parcelas modernizadas.
Con una frase, en pocas palabras, resumió un vecino de Soto de Cerrato hora y media de visita al resultado final de las obras ejecutadas en la zona de regadío de Soto y Reinoso que han supuesto una inversión de 6,5 millones de euros por parte de la Junta. «Ahora vienen, enchufan, echan el candado y se pueden ir a su casa». Más claro, agua.
Los propietarios de 841 hectáreas se benefician desde hace meses de unas infraestructuras que permiten ahorrar un 45% de consumo eléctrico. Según los estudios que se han realizado, regando entre las 22 horas y las 14 horas de forma ininterrumpida (el mejor horario por la menor evaporación) el coste de la energía eléctrica se puede reducir a la mitad lo que supone un ahorro de energía anual en la zona de unos 15.000 euros.
Habrá que confiar en esos estudios y en la palabra de los beneficiados. Son 154 los profesionales del campo incluidos en este proyecto, de los que apenas una decena acudió al acto oficial de inauguración que contó con la presencia del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y la consejera de Agricultura, Silvia Clemente, amén de un séquito de autoridades regionales, provinciales y locales. Hasta una decena de coches oficiales se colocaron en posición de salida, en el acceso a la planta donde se toma el agua que posteriormente se impulsa hasta las parcelas modernizadas. «No ha ido mal. Este año ya hemos regado con las nuevas instalaciones y ha funcionado bien», reseñaba un agricultor a los pies de la balsa de regulación que se ha construido, con capacidad para 79.000 metros cúbicos. Otro, minutos antes, comentaba lo curioso de inaugurar unas instalaciones de riego fuera de la campaña, en noviembre. «Así no hace falta encender nada».
No hacía falta. Juan Vicente Herrera completó su apretada agenda en apenas hora y media.
Llegó a la planta de impulsión. Se bajó de su coche y con un «¡Qué barbaridad! ¿Han pasado la noche aquí?», rompió el hielo y disculpó el madrugón al que había obligado a más de uno para estar presente en un acto oficial, abierto solo a medios de comunicación gráficos, es decir, sin declaraciones. Descubrió la placa conmemorativa, atendió a las pertinentes explicaciones de los técnicos y se quedó con las ganas de picar algo en el pueblo. «No puedo tomarme el café. Me esperan en Burgos», respondió a la invitación del alcalde de Soto, Enrique Ortega. Un apretón de manos, y adiós.
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