José Bustillo
Torres. Desde
hace 18 años habitante de Reinoso. Nacido en el histórico Astudillo. Tenía 68
años cuando se despidió de nosotros. Pepo era el nombre cariñoso con el que a
él nos dirigíamos. Y él respondía con absoluta franqueza, sin titubeos y sin
ceremonias. Porque si algo distinguió a Pepo fue su sinceridad y nobleza. Había
nacido para trabajar de escayolista y en sus ratos libres también se divertió tanto
cuanto el buen juicio le aconsejaba. A Reinoso llegó desde Palma de Mallorca.
Allí derrochó sus fuerzas. Aquí encontró el relajamiento que proporciona la
serenidad del paisaje y el silencio de los motores. En este pueblo se
encontraba bien. Jugaba al mus con su
cuadrilla, descansaba en su casa que compró a su llegada al Cerrato.
Le falló el
corazón que de cuando en cuando le avisaba. Pepo aceptaba su situación y la
muerte le vino de repente. Lejos de Palma, cerca de la sencillez y vecino de la
verdad humana que aceptaba con coherencia.
Sus cenizas, distribuidas entre sus
hijos y familia, nos acompañan. Su vida nos recuerda la sobria y esbelta desnudez
de quien eligió ser coherente con sus humanos planteamientos.
Descansa en paz,
te desea el pueblo que elegiste para sentirte feliz.
Martín
Rodríguez Rojo
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