DOMI.
Una de las últimas veces que vi a Domi estaba sentada a la puerta de su casa. En una sombreada calle de su querido pueblo de Reinoso. Un día de verano. Tranquila y con ganas de hablar. Unos meses después me enteré de que su familia le había llevado al hospital. Había que curar a Domi. Más tarde se despidió de nosotros para siempre. A sus 88 años se marchó en busca de su marido Aurelio y de su hija Encarnita, diciendo adiós a sus hijos María Jesús, Enrique y Jaime; acordándose de sus hermanos Marce, Anatolio, Ines y Espe. Estoy seguro que toda la familia, ese día, mentó los nombres de sus padres y abuelos Urbano y Vitoriana. Uno tras otro, hombres y mujeres, desfilamos ante la muerte, después de nuestro servicio a la vida.
Por todo ello, te mostramos ahora que nos oyen otros, nuestro agradecimiento. Nos has enseñado algo importante. Intentaremos aprender y practicar tu lección.
Martín Rodríguez Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario