viernes, 25 de junio de 2010

PATRIMONIO RELIGIOSO

Artículo del Diario Palentino 31 Mayo 2010

Ubicada en una ladera, como si quisiera dominarla ribera del río Pisuerga, se encuentra la localidad de Reinoso de Cerrato. Fue esa posición de dominio la que hizo que muchas civilizaciones como los celtíberos y los romanos se asentaran ella.

La iglesia actual, advocada a Nuestra Señora de la Asunción, se construyó sobre los restos románicos de un anterior templo, el de Santa María. El edificio que se puede contemplar hoy data del sigloXIV, aunque sufrió una reforma importante en el siglo XVII.

Nuestra Señora de la Asunción es un templo construido con piedra y mampostería y presenta una única nave, cubierta en su mayor parte con bóveda de arista.

En su interior se puede contemplar varias piezas interesantes de arte sacro, como los dos retablos barrocos. En otro retablo, del siglo XVI, destaca la monumental talla de Santa Lucía, obra de la escuela de Gaspar Becerra, del siglo XVI, y también los retablos relativos a la vida de la Santa.

En otro de los retablos, neoclásico del siglo XIX, destaca un conjunto formado por las imágenes de Santa Ana, la virgen y el Niño, cabe recordar que la imagen de Santa Ana fue robada desgraciadamente por el celebre saqueador de templos Erik el Belga. La talla pudo ser recuperada.

Fechado en el siglo XV. El recorrido por esta iglesia se completa con la observación de varias tablas castellanas del siglo XV.

Además de la iglesia en Reinoso se puede visitar la ermita del cristo de la Salud, que albergó varias tablas en las que se narraba el martirio de santa Catalina, que fueron robadas y subastadas posteriormente.

Tanto el camino de la ermita, como los entornos del a iglesia han sido remodelado srecientemente, facilitando a vecinos y visitantes su acceso a ambos templos.



La Leyenda del Cristo de las Claras.


Cuenta la leyenda tradicional que el Cristo de las Claras o de la Buena Muerte, apareció flotando en el Mediterráneo dentro de una urna. El almirante Alonso Enríquez lo encontró y quiso trasladarlo a su señorío de Palenzuela, pero al pasar por el Castillo de Reinoso donde habitaban las monjas Clarisas, ahora instaladas en Palencia, el animal que lo llevaba se detuvo, sin que nadie pudiera hacerlo andar de nuevo. Los que escoltaban esta pieza dedujeron que la voluntad divina era que permaneciera en el Convento de las Claras. Todavía hoy se conserva esta imagen en la iglesia conventual de Palencia a la que Unamuno dedicó un soneto.

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